domingo, 27 de mayo de 2007

UNA APROPIACION MODERNA


Por: Nicolas Lozano B.


La perdida de identidad que atraviesa Latinoamérica en general, hace que muchos artistas se basen en eso para hacer toda una gestión que compromete al poco interés que se le da al arte en esta parte del mundo y a la gran influencia que ejercen factores externos a la creación del mismo, y para no llamarlo falta de identidad o de amor a lo autentico, lo llamaremos mutaciones. Todo esto empieza desde mucho antes, si nos remontamos a la colonización española del siglo XIX, cuando empezamos a perder la identidad, siendo así una cultura transgenita y mezclada de muchas otras, dando como resultado, a mi modo de ver la hibrides del arte en América latina y en especial en Colombia.

Ya ubicados en Colombia, y mas exactamente en el problema que nos alude de la falta de identidad en el arte es preciso citar a un artista que trabaja este teme, la falta de identidad, mediante una apropiación. Factor que hace que actualmente exista arte, ya que para mi en este tiempo todo esta hecho, y los artistas se dedican a apropiarse de obras, movimientos, artistas etc. Para generar un arte que aunque no es nuevo llega a ser novedoso y permite que el arte siga existiendo.

Esta obra es el comienzo para una apropiación que es el recurso característico en el trabajo de Ospina, presenta una serie de propuestas hibridas, tomando como punto de partida una iconografía industrial que alude a los medios de comunicación, generando una nueva iconografía con la apariencia de figuras prehispánicas, lo que resulta de todo esto es una inquietante muestra que desconcierta y saca de contexto al espectador. Tan simple como traer a nuestra época algo remiso y adaptarlo a nuestro contexto, tomando emblemas de la cultura popular para que adquieran un carácter bastante exótico, pero detrás de todo esto hay una rigurosa investigación que se genera desde una apropiación, hasta una búsqueda de lo intimo en cuanto a los sentidos, ya que quiere llegar a una resignificación de cómo culturas mas avanzadas penetran y desvaloran a la cultura latinoamericana.

Con su obra, Nadin Ospina hace una dura critica a la falta de identidad y como estas pierden poco a poco su figura cultural, ante el creciente índice de factores tecnológicos y mas exactamente a los medio de comunicación; acapara el concepto de la palabra Latinoamericano para darle relevancia y de este modo poner en evidencia la fuerte crisis de identidad por la que estamos atravesando.

Nadin Ospina comienza por plantearse la problemática de los pocos espacios que existen para el arte en Bogota, y estos lo único que hacen es exhibir, un arte histórico; que narra la historia de una cultura que alguna vez existió y que tenia algo que evocaba a lo propio de una civilización que nos antecede: por tal motivo una de sus primeras obras consistía en un reconstrucción de las culturas antepasadas en un espacio totalmente descontextualizado como es un museo, replicas precolombinas y muros pintados aludiendo a lo que alguna vez coexistió por parte de los indígenas de nuestra cultura, todo esto era una forma simbólica de aludir a lo autentico de nuestro arte primitivo, estableciendo una nueva lectura a los objetos, estableciendo una vuela a unir lo sacro dentro de un postmodernismo muy colombiano.


Su propuesta es considerada como una especie de consecución de un mundo en el que todos hacemos parte, que venimos de un solo lado pero que nos hemos distanciado por causas de poder en especial el político, Ospina trata de cuestionar lo categórico, lo que esta clasificado: presentando esculturas tergiversadas como si fueran piezas de arte prehispánico, dentro de un ambiente descontextualizado como lo es la neutralidad de un espacio para exposiciones, dejando suelta la idea de clasificación, evitando un espacio saturado que contamine la pieza de arte, centrándose en un montaje limpio que deje ver el dramatismo de sus imágenes con un claroscuro; como se muestran en museos de antropología.

Al ver su obra esta se muestra con un carácter extravagante, puesto que su intención es la de transformar lo hegemónico en algo completamente particular e irrelevante, mostrando la cultura occidental de un manera eficaz que puede caer en la ridiculización, pero a favor de nuestra iconografía, generando un pensamiento profundo en la sociedad que cada día esta mas occidental. La obra de Nadin no tiene un sentido académico, que define un sentido estructurado, por el contrario su postmodernismo precolombino es una parodia ante la creación del arte esta consagrado, puesto que se centra en trabajar una multiculturalidad, respetando lo diferente de cada cultura, su diversidad, su uso y sus diferencias. Aun que intenta que esta no se altere y sea bien vista siempre y cuando no ponga en duda o cuestione aspectos como los valores y la democracia mundial.

Pone en denuncia las cimentaciones simbólicas que se realizan dentro de una cultura, en particular la nuestra , partiendo de imágenes redundantes, o reales que los medios de comunicación develan y que se quedan en la memoria colectiva de un pueblo. Son estas imágenes las que ospina aprovecha y cuestiona para desarrollar su obra.

Su leguaje formal precolombino mezclado con humor y perversión totalmente literal, hacen un trabajo totalmente bizarro; criticado por muchos y valorado por pocos, pero el valor de este se le da cuando existe una investigación conceptual que involucra la gestión y la producción, y tal ves esto se deba a que los críticos de arte solo valoran lo artísticamente bello, y no salen de la academia y sus normas, para ver mas allá de un arte novedoso en cuanto a la apropiación y a la técnica.


Todo lo anterior no es mas que poner en alto la mediocridad y poca cultura de los países occidentales, ya que en países que tienen un legado cultural histórico si se valora lo sagrado, no como muchos quisieran, pero aun existe el respeto hacia lo divino, y al mezclar esta mediocridad con lo sagrado da como resultado una obrar que pone a pensar a muchos, y que al contrario de sentirnos maltratados deberíamos sentirnos alagados al transformar un icono capitalista en un icono lleno de valores y de carácter sagrado.


Esto hace parte de un ritual, que involucra a la multiculturalidad existente en nuestros pueblos, desarticulando por completo lo exótico, generando una ilusión que nada tiene que ver con lo Americano; la idea es jugar con prototipos nacientes de exotismo en la cultura; se burla de los malos significados que se le han dado a la palabra multiculturalismo, y en cierta forma de los artistas que trabajan este tema ya que ubica a las normas de lo postmoderno dentro de un contexto que nos habla mas de lo político que de lo artístico.

Este postmodernismo del cual se desprende su obra no es mas que una demostración de un duro capitalismo que esta envolviendo a nuestra sociedad, que aun que se manifiesta tarde afecta a las culturas en general, de forma tal: que genera una alteración en cuanto a lo exótico como esencia se refiere, destruyendo su esencia y logrando generar una discusión entre el capitalismo y la cultura, sin importar de que cultura seamos todos somos iguales y todos los factores ajemos nos afectan y nos influyen en nuestra manera de comportarnos frente a una identidad.

Se apropia tal vez no de una obra si no de su naturaleza de otros relegados para que mediante de esta apropiación genere un discurso de supervivencia artística que convierte lo aparentemente cotidiano en una practica de cultura con esencia, nos ubica en un camino en donde la identidad es una camino por explorar y que aun ay cosas por descubrir y aprovechar, su humor aplicado en su obra es una llave mas que usa a su favor para encontrarse en la búsqueda de definiciones que hagan mas rica y valorada su obra.

jueves, 24 de mayo de 2007

Luis Caballero: Entre lo Sagrado y lo Erótico.

Por: Juan David Rivas
Luis Caballero es una de las figuras mas importantes en la historia de la plástica colombiana. Su anacronismo figurativo resalta en una época marcada por nuevas tendencias y experimentaciones, además de establecerse como uno de los pocos artistas que logran fundir exitosamente las técnicas clásicas tradicionales, con un lenguaje moderno y expresivo. La pintura de Caballero “...recorre a desproporción ciertos miembros del cuerpo, incluso ciertas referencias prácticamente abstractas para narrar una morfología propia de las sensaciones que desea transmitir: la soledad de un cuerpo desnudo ,la vulnerabilidad del ser humano cuando se entrega sexualmente, la mezcla de placer y tensión frente al éxtasis, la relación entre éxtasis y muerte....”1 Lo interesante es ver como su producción artística se puede entender como una especie de autobiografía. Una autobiografía en donde lo sagrado y lo erótico se mezclan para contarnos en plenitud la evolución sexual del artista, que es precisamente la que lo impulsa a plasmar los anhelos y pasiones mas profundos de su vida, llegando incluso a plasmar los de su propia muerte.

Luis Caballero creció en una familia tradicional católica en donde la religión marcaría su infancia y juventud. El contacto con imágenes sagradas y estilos clásicos influenciaron su pintura y pensamiento, mostrándose tempranamente en su primeras creaciones. Estas creaciones, cargadas con una marcada influencia del pop y de artistas modernos como Francis Bacon, presentaban figuras en éxtasis pleno; un éxtasis que se funde entre lo sagrado y lo erótico. “Es indudable que las imágenes del Cristo herido y muerto- bello al mismo tiempo-, y que me obligaron a adorar siendo niño, influyen en las imágenes que pinto.”2 Sus cuerpos, dispuestos en composiciones casi iconográficas (piedad, cristo en la cruz) presentaban seres diluidos, que mas que entregarse al éxtasis religioso, se entregaban al éxtasis erótico. Mostraba figuras masculinas y femeninas en las cuales el erotismo trasciende el físico hasta llegar a lo mas profundo del ser mismo. Es entonces el erotismo lo que marca su obra, y es un erotismo para el cual “ se necesita pintar eróticamente; Pintar mas con semen que con trementina.”3

Después de ganar la primera bienal de arte de coltejer, Caballero se instala en Paris con su esposa Terry Guitar, donde comenzara a trabajar arduamente en series cada ves mas figurativas y oscuras. Caballero, cuya educación pictórica había sido abstracta y lírica, se comenzó a interesar cada ves mas por la perspectiva y la anatomía. Por esto comenzó a trabajar sobre modelos desnudos, que al principio resultaron en series de dibujos con poca expresión, pero que poco a poco irían recobrando la fuerza de sus obras anteriores. Cada ves se ve mas figuración y virtuosismo, además de que comienza a abandonar los colores pop, por colores mas cálidos y oscuros. Es entonces cuando entiende que su único interés es el cuerpo, y que el claro oscuro es el mejor medio para alcanzar sus objetivos.
En el 76, después de diez años de matrimonio, Luis Caballero termina con su esposa y posteriormente afirma su homosexualidad; lo que resultaría, debido a la naturaleza misma de su pintura, en el abandono definitivo de la figura femenina. Comenzaron entonces a primar los cuerpos masculinos. “ Si ahora pinto hombres es porque mi pintura esta ligada a mi vida. Lo que me emociona y me apasiona son los hombres y no las mujeres. No solo sexualmente sino como realidad plástica. Es decir, como objeto de belleza.”4 Así aparecen cuerpos fornidos y esbeltos que se entrelazan en espacios abstractos bajo un éxtasis profundo. Cuerpos cuyas extremidades se fundían en líneas que complementaban la composición para crear ritmos y recorridos harmoniosos.

En Paris, Caballero comienza a disfrutar con plenitud de la libertad sexual de la que no gozaba en Colombia. Ya es un punto donde no trata de ocultar su deseos y anhelos homosexuales, sino que por el contrario, los aprovecha al máximo para la creación de su obra. Poco a poco sus imágenes se vuelven mas sugestivas a nivel sexual. Sus composiciones se vuelven cada vez mas fragmentadas como en una especie de close-up al sitio de interés. Este sitio de interés se vuelca sobre el torso y la pelvis, lugares que considera como los mas sugestivos durante el acto sexual. Además de este tipo de imágenes, también encontramos en este periodo varios retratos en composición clásica de sus propios amantes. Esto son decenas de retratos de sus propios amantes, que aunque retratados con ropa y en posiciones normales, reflejan un claro ámbito erótico en la mirada y expresión de los personajes mismos. Estos reflejan una mirada coqueta y diciente al mirar al espectador, que en este caso seria como si miraran al los ojos e intereses del propio artista.

Ya avanzados los ochenta, Caballero comienza a retomar en forma un tipo de imagen que se había visto presente en algunas imágenes de épocas anteriores. Estas son imágenes donde los cuerpos yacen como sin vida en el suelo cubiertos de marchas de sangre y colores sombríos. Son imágenes cada ves mas oscuras y tenebrosas donde la muerte comienza a jugar el papel mas importante en la obra. Este pedido el mas importante de su obra, ya que finalmente se hace presente todo aquello que el artista se esforzaba por plasmar. En estas imágenes, se comienzan a hacer visibles la conjunción de todo lo tratado por Caballero. Son obras donde la relación Éxtasis-Muerte se hace mas visible que nunca. Es como si los fornidos cuerpos masculinos alcanzaran su muerte en el momento justo en el momento de éxtasis total. Son cuerpos, que por sus colores reflejan ya la putrefacción de la carne , pero que quedan en poses extáticas, reflejando así su éxtasis final en el que se sumergieron antes de abandonar este desdichado mundo.

Estas ultimas imágenes, cargadas de dolor y sufrimiento, demuestran como el acto sexual lleva a pasiones tan extremas como la de la muerte misma. Son precisamente estas obras las que parecen como extrañas profecías, ya que poco tiempo después, Caballero se contagiaría de sida, lo cual acabaría con su vida en 1994. Es cuando notamos que su pintura es un densa autobiografía, donde su muerte se convierte en el mejor epitafio para su obra, ya que con su vida misma demuestra que un cuerpo entregado al placer y el erotismo, abandona la razón y la conciencia hasta el punto de entregarse a su propia muerte.

JESUS ABAD COLORADO COMO ARTISTA FOTOPERIODISTA

Por: Manuela Calle L.

Por que alguien como Jesús Abad Colorado, quien estudio periodismo en la ciudad de Antioquia puede considerarse artista?

Jesús Abad Colorado, nació en Medellín en 1967. Trabajó como reportero gráfico del periódico “EL COLOMBIANO” desde 1992 hasta el 2001 y en sus fotos muestra el conflicto armado en Colombia. Hoy en día los medios de comunicación nos muestran esto de una manera muy violenta y cruda, a tal punto que ya nos hemos vuelto insensibles a ver imágenes así, además no lo muestra desde un solo lado. Vivimos en un país donde la corrupción y la violencia no tienen límites. Jesús Abad Colorado lo que hace en sus fotografías es mostrar esa ausencia de impacto visual que tienen las imágenes crudas en un contexto que está lleno de ellas y además nos muestra las diversas caras de este conflicto. Son vidas captadas en imágenes, las cuales se vuelven algo eterno. Entre ellas está el desplazamiento forzado, el sufrimiento de las comunidades afectadas por el conflicto y su resistencia hacia eso, y también las heridas que deja todo esto.

Los artistas hoy en día buscan hacer algo que no esté hecho. Filósofos como Danto, Hegel, entre otros, dicen que el arte ha llegado a su fin, por que hoy en día se podría decir que ya no hay unos parámetros de cómo debe ser el arte, cualquier cosa puede ser arte. Danto en “el arte ha llegado a su fin” habla de tres modelos los cuales básicamente hablan de que el arte ha dejado de ser representación (antes el arte trataba de imitar la realidad, el arte mimético) para volverse algo de expresión. Por esto mismo, hoy en día es más importante lo que el artista quiere decir a través de la obra y lo que interpretan, pero muchas veces no se entiende, se volvió un problema de expresión y no de representación, el arte se vuelve filosofía del arte. Danto dice que ahora todo es arte, Cualquier cosa es arte. “La diferencia es que ya no hay un plano diferente para distinguir realidades artísticas, ni esas realidades son tan distantes entre sí. Esto se debe a que la percepción básica del espíritu contemporáneo se formo sobre el principio de un museo en donde todo arte tiene su propio lugar, donde no hay ningún criterio a priori acerca de cómo el arte deba verse, y donde no hay un relato al que los contenidos del museo se deban ajustar”
[1]. Lo que se busca hoy en día con el arte es una forma de expresión, poder mostrar lo que sentimos a través de la obra, es la ideología de la belleza y la de los sentimientos la que predomina. El proyecto de un artista debe tener coherencia, la sociedad debe valorar el trabajo del artista y no la obra, es decir, lo que se dice a través de ella. Ahora lo importante es innovar, el propósito del arte hoy en día es buscar una identidad. Esta es una de las razones por las cuales se podría decir que Jesús Abad Colorado es un artista, por que a través de sus fotos se expresa, y crea identidad.
La fotografía es una herramienta de análisis social. Al disparar la cámara, se congela un instante decisivo que permite luego ser visto, e interpretado. Este nos muestra un fragmento del pasado, una imagen de algo que no volverá a repetirse, y que incluso puede haber desaparecido. Las personas en una foto quizás están muertas, los edificios son otros. Es posible que las personas vivan, pero no tienen ya la misma edad, indefectiblemente toda foto se refiere al pasado efímero. El instante fotográfico es irrecuperable, por esto es desicivo y se le podría llamar como una especie de memoria.

Se puede decir que Jesús Abad Colorado aparte de ser fotoperiodista es artista, ya que a través de sus fotos nos dice algo. Habla de la importancia de la actividad cultural en tiempos de guerra. Dice que nosotros los artistas tenemos una responsabilidad social y una misión como gente que producimos ideas. Es contar la historia traducida en imágenes para no olvidarla, que queden pegados a la memoria. Por medio de sus fotos, quiere crear esa memoria colectiva, que las víctimas puedan expresar su dolor. Sus fotos son una manera de poner en público y para el público lo que hacen los diferentes actores violentos, es mostrar que las víctimas no están de un solo lado y que solo una recuperación de las memorias individuales diversamente afectadas, podría conducir a la búsqueda colectiva de estrategias políticas, pedagógicas y culturales para que todo esto no siga pasando.

Me parece que Jesús Abad Colorado utiliza este medio a diferencia de algunos otros fotoperiodistas no considerados como artistas, para expresar algo más allá que una violencia que se queda en la cabeza de la gente en el momento que pasa y después se olvida. Muchos fotoperiodistas sólo van a estos pueblos a hacer noticia, y muchas veces esta noticia dura mientras aparece otra, algo nuevo que contar, siempre estamos esperando la tragedia siguiente y se nos van olvidando las anteriores, la violencia en Colombia ya es como una costumbre. La fotografía nos muestra un momento que nunca mas se va a repetir, es el pasado, pero mas que eso, nos dice algo, y el que toma la foto tiene la prioridad de elegir eso que el quiere mostrar o decir. Muchas veces los medios de comunicación no nos muestran esa realidad, simplemente nos muestran lo que nos quieren mostrar, ocultándonos la gran mayoría, o armando una historia diferente a la real, y si no nos toca tan de cerca lo que está pasando, nos pueden engañar fácilmente. Como dijo Susan Meiselas
[2] la fotoperiodista estadounidense: “Quien tiene el derecho de la historia? La fotografía nos relata muchas veces una historia, pero el fotógrafo es el dueño de esa historia”. A una foto se le pueden dar varias interpretaciones, es imposible separar el documento de la ficción, lo que significa cada foto y lo que nos muestra, depende de la historia que el fotógrafo nos muestra y como uno la interpreta

En Colombia hay memoria, pero nunca es tan grande que alcance a todo el pueblo, a ser publica y formar así una historia colectiva, se queda siempre en pequeños grupos de gente. Jesús Abad Colorado lo que quiere es precisamente lo contrario, que este conflicto armado quede en nuestra memoria, lo entendamos, y con esto poder de pronto así en un futuro no volver a repetir los mismos errores, que se vuelva algo de todos. "La fotografía nos presenta algo que no está presente aquí y que no está presente ahora, pero nos señala, no solo el dónde y el cuándo de aquella realidad que se nos presenta, sino además el lugar que aquello ocupa en nuestra conciencia de la realidad. La fotografía se ha convertido así en un medio de conocimiento"
[3].

Jesús Abad Colorado hace una reflexión, donde le da mas protagonismo a los actos que reclaman por la vida y que muchas veces los medios de comunicación no muestran por estar mostrando la bala directamente. Sus fotos son mucho mas sensibles, fotos que uno se puede quedar contemplando por un rato. El es un testigo de lo que está pasando en el país y no lo muestra tal cual. Siendo objetivo con todo este conflicto, no nos muestra a los malos y a los buenos, por que en realidad no hay una distinción de estos, en el conflicto armado en Colombia no sé sabe quien es el malo y quien es el bueno, Es un conflicto multipolar, es decir, que hay mas de dos actores armados en la pelea por el poder público y por el control sobre la sociedad civil, no se desarrolla de igual manera en todo el país, hay regiones donde todo está medio estable y otras donde se presenta el conflicto realmente, y quienes son enemigos en una región pueden ser aliados en otras, por esto se elijen ciertos sitios y se dan también las alianzas.

En Colombia las víctimas no son las mismas siempre, es decir, no hay un modelo de victima, como en otros conflictos de otras partes. En Colombia todo el mundo está metido en la guerra, todas las clases, las organizaciones sociales, los espacios territoriales se ha visto afectados alternativamente por varios actores armados. La víctima, el victimario y el testigo pueden terminar siendo la misma persona. Ya no se sabe quien es el malo y quien es el bueno. La guerra ha pasado sobre el cuerpo de gente humilde, los civiles son los que pierden.

Todo esto se ve reflejado en sus fotos, Sus retratos son ejemplos del respeto y dignidad. La imagen es tan pura que no necesita una explicación más allá de la fecha y el lugar. En sus fotos, las cuales ha expuesto en Medellín, Bogotá, Armenia, Lima, La Habana, Buenos Aires y algunos sitios de Estados Unidos como Columbia, Boston, Amherst, Massachusetts y Nueva York, nos muestra como ya lo dije, imágenes diferentes a las que nos muestra el periódico, o noticiero todo el tiempo. Sus fotografías se salen en parte de ese conflicto y nos muestran lo humano de todo esto. Lo podemos ver en las fotos que escogí, en contraposición con las de los medios de comunicación comunes. Exposiciones individualesPor ejemplo una de las Imágenes de apartados sitios de la geografía colombiana, donde se ve la pobreza, el abandono y la guerra, la cual está expuesta en el museo de Antioquia, aparece un niño detrás de una hoja. Nunca se vería una imagen así en un periódico que solo nos habla de la violencia de la guerra y no nos muestra que esto es algo que no está tan lejos de nosotros, no es una fantasía, es algo humano que está pasando y que tenemos que hacer algo para que esto cambie. Este niño se ve alguien muy inocente, y si no estuviera dentro del contexto de la violencia en Colombia, podríamos no saber que la foto nos está hablando de esto. Esta foto nos muestra esa parte humana que hay detrás de todo este conflicto armado, los niños, unas de las personas más valiosas en el mundo, que ahora están siendo involucradas en todo esto.

Sus fotos nos dicen algo. Las fotos que escogí son de este estilo, imágenes de Jesús Abad Colorado que no encontraríamos en un periódico normal, que si se sacaran del contexto, podrían estar hablando de otra cosa que no es la guerra, pero que esto precisamente es lo que las hace interesantes, que a pesar de que es una foto donde vemos algo muy cotidiano, donde no se ve la guerra literalmente, esta está ahí, nos habla de cosas políticas de una manera más sutil, queriendo en parte cambiar algo de eso. Sus imágenes nos ponen a reflexionar sobre nuestro entorno, por esto se podría también decir que son artísticas, ya que nos dicen algo y nos hacen pensar. Como dice Hegel: “El arte es pensamiento”. Entre sus fotos hay otras que si son más comunes, que se pueden encontrar en un periódico por ejemplo, como imágenes de gente pidiendo por la paz, o gente llorando por algún familiar que murió en esta guerra, pero esas no me interesa mostrarlas.

Además, algunas de sus fotos tienen referentes artísticos y sus fotos se parecen, como por ejemplo la fotografía, “comuna 13” del 2003, donde aparece una niña mirando por entre un hueco de un vidrio roto de una casa, donde podríamos relacionar el vidrio con la violencia, y a la niña con lo humano, la cual tiene un gran parecido a una fotografías del conocido fotógrafo, también fotoperiodista,
Elliot Erwitt, donde aparece un niño también mirando por entre el hueco de un vidrio roto de un carro. Elliot Erwitt, uno de los fotógrafos más famosos de la agencia Magnum., quien de los miles de fotógrafos que desde la invención de la fotografía se dedicaron a la reporteria gráfica, es decir, a mirar y registrar el comportamiento humano frente a la realidad, ha dejado su huella para la historia. Este fotógrafo a sido de influencia para Jesús Abad Colorado, ya que ha impuesto una mirada más cálida, casi optimista, frente a los patrones de una reportería depredadora, que vive de la explotación de la miseria humana, muestra al igual que Jesús Abad Colorado lo hace, la rutina de los seres que habitan nuestro planeta, entre fotografías que tienen algo de gracia y sentido del humor lo cual nos dejan descubrir lo humano positivo del mundo.

Jesús Abad colorado tiene una sensibilidad de ver en lo cotidiano eso que el resto de las personas no vemos. Sus imágenes parecen inventadas o puestas en escena, no parecen imágenes espontáneas, y esto muestra que es un gran observador del mundo que lo rodea. Mientras muchos fotógrafos centran su atención en las cosas obvias que se presentan, el mira alrededor, donde la vida realmente está sucediendo. Lo humano que está pasando alrededor de todo este conflicto, como la foto de la niña mirando por entre el hueco del vidrio en vez de mostrar lo que le pego a aquel vidrio. Sus fotos parecen mas poéticas, muestran en medio de todo, a los niños que aún juegan, a los campesinos que aún trabajan, aunque estén siendo afectados por todo esto, la risa de las personas se va desvaneciendo, pero todavía queda algo de ella y la podríamos salvar. Al ver sus fotos dan ganas de hacer algo por nuestro país, por que somos humanos y no podemos dejarnos acabar por el conflicto que estamos viviendo y nosotros que estamos alejados de eso, a veces no sentimos que nos afecta directamente, pero precisamente sus fotos nos muestra una especie de identidad, y aunque esta violencia no nos toque aun, y digo aun por que como ya dije antes, esto no es solo de una elite social, así es de que en algún momento puede llegar a tocarnos, es nuestro país y es gente como cualquiera de nosotros, los que están viviendo todo esto.

Jesús Abad Colorado no sólo ha tomado fotos, también ha escrito, participado y colaborado con una amplia variedad de publicaciones sobre derechos humanos y el conflicto armado. Es coautor del libro “Relatos e Imágenes: El desplazamiento Forzado en Colombia” por ejemplo, entre otros, y ha participado solo en varias exposiciones como "El color de las comunas", "Noticias de mi país" y Exposiciones colectivas como "Visualizar 92", "Ensayo fotográfico Casa de las Américas", "Crónica Fotográfica", "Arte y Naturaleza", "Fotografía de Prensa en Antioquia, fotógrafos antioqueños" y "Define Conext” .



Bibliografía:
· Abad Colorado Jesús, “Adentro y afuera la guerra estremece/ Jesús Abad Colorado”, Numero (Bogotá). –No.27 (Dic.2000, Ene-Feb. 2001). –p. 30-44.
· Abad Colorado Jesús, “Contra el olvido/ Jesús Abad Colorado; traducción Leonor Esguerra; Carmencito Londoño”, Medellín: Museo de Antioquia, 2001.
· Danto, “El final del arte”, El paseante 1195, num. 22-23.
· Danto Arthur C, “Después del fin del arte: el arte contemporáneo y el linde de la historia”, Barcelona, 1999
· Diego Pérez, Jesús Abad Colorado, Carlos Alberto Giraldo, “Relatos e imágenes: el desplazamiento en Colombia” Bogotá, CINEP, 1997
· “El desplazamiento en Colombia”, revista
· Roca, José, “Reflexiones críticas desde Colombia” , revista Columna de Arena, no.34, 20 de marzo de 2001
· Roca, José, “Reflexiones críticas desde Colombia” , revista Columna de Arena, no.34, 20 de marzo de 2004
· María Teresa Uribe de H. Marzo de 2006,
http://las.arts.ubc.ca/Colombia/
· Quintana, Mauricio, Quinta Galería, 2002,
http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=13044
·
http://www.elcolombiano.com/proyectos/fotografos/jesus_abad.htm
·
http://las.arts.ubc.ca/Colombia/sp/
·
http://www.replica21.com/archivo/articulos/m_n/327_montalvan_michaud.hml
· Otras fuentes de Internet.

[1] Danto Arthur C, “Después del fin del arte”, Paidos, Barcelona, 1999, Pág 28.
[2] Encuentro Internacional con la Fotografía en Bogotá, “Fotográfica Bogotá, Documento + Ficción”, 2005.
[3] Mauricio Quintana, Quinta Galería, 2002.

Re-significación de elementos

Por:
Luis Carlos Camacho P

El Apropiacionismo ha creado discordia en el mundo del arte por su insubordinación y su irreverencia técnica, tocando en su gran mayoría a artistas que utilizan la técnica como soporte conceptual. Los temas más tratados con esta técnica están relacionados con las prácticas cotidianas, practicas que se tejen entre círculos sociales y el comportamiento de esa sociedad ante el mundo. Esta es una técnica famosa por hacer del arte un asunto de pensamiento tomando elementos existentes (cotidianos) cargados de información para después articularlos (re-significar) en beneficio del discurso por medio de metáforas. Para esto hay que tener en cuenta que la palabra nombra al objeto, no por requerimiento de éste sino por necesidad del hombre. En cuanto "lengua" es ella misma una metáfora (puesto que "está" en lugar de otra cosa) este mundo de símbolos en el que vivimos nos permite relacionar por medio de metáforas objetos entre si, creando una intención y un sentido al momento de leer la relación en una obra. Operar con metáforas con lo que es en sí mismo otra metáfora.
Esta técnica surge como búsqueda ya que los personajes que han toman esta práctica de la apropiación de elementos lo hace por una necesidad de adoptar el lenguaje actual para ser interpretado correctamente, en otras palabras, una forma que se ajuste al momento histórico en el que nos encontramos. Cada momento histórico plantea sus propias interrogantes que la vida social va respondiendo, propiciando otras preguntas que permiten su transición y su transmisión, asegurando la continuidad de la vida.
Esta técnica hace una fusión entre movimientos tales como el dadaísmo y surrealismo para llegar a lo que se denomina ready-mades.
En Colombia esta técnica a sido utilizada por artistas tales como ana Claudia Múnera, Maria Teresa Cano, Dalita Navarro, Juan Carlos Dávila y Nadin Ospina entre otros. Siendo este ultimo el artista al que quiero darle un seguimiento, ya que es un claro ejemplo del apropiacionismo del que hablo. Un nuevo concepto de artista se insinúa, aquel que opera sobre cosas ya hechas, un operador de orden conceptual a partir de intervenciones mínimas.
Hace algún tiempo, Nadin Ospina, preocupado por la invasión de la imagen a través de los medios de comunicación, en especial de la televisión, expresa en su obra esta problemática. Pero Ospina supera el ámbito de la crítica formal, y asume la influencia del programa Los Simpson, como un hecho cotidiano. No obstante, al combinar este fenómeno televisivo con técnicas de cerámica precolombinas, plantea interrogantes sobre nuestra falta de identidad que bien vale la pena reflexionar. Impulsado por un propósito, Nadin Ospina busca que el espectador entre en un estado de alerta relajada. Después se entra a la reexaminación, con el objetivo de captar la estructura temática para después adentrarse en detalles narrativos.
En estas piezas recién envejecidas, recién "precolombinizadas", nos entrega una serie de eventos que hacen una lectura. En ella se congregan hipopótamos, cocodrilos y tortugas extraídas de juguetes de circulación masiva; cabezas y figuras del famoso personaje de Los Simpson en poses que lo asemejan a la solidez, frontalidad y atemporalidad de la estatuaria precolombina. Esta serie de elementos se disponen con el mayor rigor estético, simulando la presencia de un espacio artístico o antropológico. Las artificiales figuras, elaboradas con la mayor precisión técnica, dejan ver las fisuras, resquebrajaduras y decoloraciones que imprime el tiempo en los objetos antiguos. En tal virtud la exposición nos produce la extrañeza propia de lo que es y no es al mismo tiempo, de lo serio e irónico, de lo real y lo simulado.
Pone al descubierto la simulación generalizada que caracteriza nuestra época. Nos hace ver la producción de "autenticidad", la nueva industria de lo "auténtico", la genuina producción de "pasado", siendo cada vez más evidente nuestro feliz acoplamiento a esa lógica. Ya no buscamos verdades originales, nos conformamos con simulaciones. Artificialidad de lo natural, naturalidad del artificio.
A partir de la misma estrategia de re-significación produce un comentario crítico sobre cómo se produce la cultura por el museo. Simula un espacio antropológico para hacer evidente desde dentro. Los artificios y ficciones escondidos detrás de la presunta inocencia del trasfondo cultural es su más grande arma ya que evoca una serie de ideas con relación a la realidad actual.
Esos "objetos" descontextualizados producen un concepto de cultura indiferente a las prácticas y experiencias cotidianas y ceñido a objetos que se han de guardar, contemplar y difundir como "obras de arte".
Pienso que gracias a esta resignificación logramos pensar en otras direcciones: redes de contaminación de imágenes y tiempos, crítica a una presunta, poniendo en su lugar el sincretismo que sufre la misma identidad con diversas imágenes y tiempos.
En cualquier caso la reproducción seriada de hombres Simpson, es un ejemplo perfecto de la apropiación que se utiliza cada vez mas en Colombia por nuestros jóvenes artistas, no como un medio facilista si no todo lo contrario: arte como un complejo acto de relación y materialización de posiciones dadas por una exhaustiva investigación que mezcla disciplinas para su mejor comprensión acomodándose a la época.
En esas figuras se sintetiza el producto único con la producción industrial, lo original con lo masivo, lo sacro con lo cotidiano, lo pasado y lo presente, lo popular y lo elitista, lo fugaz con lo permanente.
En cuanto a la escultura, Ospina ha retomado la figuración abandonada en el país desde mediados de siglo. El artista ha abandonado a menudo el concepto de la obra de arte como objeto único e integro, y se ha internado en el campo de las "instalaciones" depositando en la conjunción de varios elementos el sentido de sus piezas.
Bibliografía
Javier Gil, Catálogo de la Exposición BIZARROS Y CRITICOS Galería Arte 19, Bogotá, Agosto de 1993. Tomado del Folleto: Nadín Ospina - Trayectos visibles. Museo de Arte de Pereira. Impresión: escala

Luis Caballero





Por:
Maria Ignacia Ardila E


Luis Caballero nació en Bogotá en 1943. Estudió en la Universidad de los Andes y en la Academia de la Grande Chaumière de París. Fue pintor y dibujante, siempre figurativo. En su obra Luis Caballero trató siempre el mismo tema: el erotismo. Sin embargo, la manera en que realiza sus obras fue evolucionando con el paso del tiempo. En un principio sus figuras eran muy esquemáticas y estaban definidas por una línea gruesa. Más tarde, y en un momento específico, logró que sus personajes cobraran vida.

A mediados de la década de 1960, Luis Caballero realizaba pinturas que estaban muy relacionadas con el expresionismo. En sus obras aparecían personajes, a veces solos, a veces acompañados. Estaban delimitados por una línea negra y gruesa y en su interior había otra serie de líneas repetitivas que hacían que los hombres que aparecían en las pinturas parecieran estarse contorsionando. Sin embargo las figuras eran muy esquemáticas; encontramos ejemplos de esto en el hecho de que estaba apenas insinuado el punto donde comienzan los brazos, en la cabeza no aparecía ningún esbozo de rostro. Las formas estaban puestas sobre fondos planos de colores fuertes, entre los que predominan el amarillo y el azul, de tal forma que parecen recortadas; la disposición de las formas hace que parezcan organizadas, no que están así por su propia voluntad.

En 1968, Caballero obtiene el primer puesto en la I Bienal Iberoamericana de Pintura de Coltejer con un políptico. En esta obra hace algo que nunca había hecho: hace que el espectador esté adentro. Esta obra estaba constituida por trece piezas de gran tamaño que se ubicaban en las paredes, piso y techo del espacio, envolviendo por completo a la persona que lo veía. El mismo autor se refirió a su obra como una pequeña Capilla Sixtina. En esta obra los personajes son muy similares a los de sus pinturas anteriores, al igual que los fondos amarillos y azules donde están ubicados. La diferencia con sus producciones anteriores era la forma en la que involucraba al espectador y lo hacía sentir uno con la obra.

También en 1968, Luis Caballero se traslada a Francia para residir permanentemente en ese país. Este hecho produce un marcado corte en su vida, y por consiguiente, en su obra. El artista siente que los cuerpos que pintaba, que él mismo dice que más que cuerpos eran formas orgánicas, se vuelven cada vez más y más monótonos, casi una fórmula. Por esta razón decide que debe volver a la observación del natural. Antes sentía que al dibujar algo dibujaba simplemente la idea que tenía de ese algo; una vez en París empieza a estudiar de nuevo las cosas para así llegar a comprenderlas realmente. Caballero quería, al dibujar un cuerpo del natural, sentirlo y comprenderlo.

Es a partir de este momento que la obra de Luis Caballero cambia, no solo en cuanto a la forma sino también en cuanto al tema. Aunque trate el mismo tema durante toda su carrera, el erotismo, la visión que tiene del mismo se va transformando. En un principio los cuerpos que pintaba eran mucho más violentos y hasta más sexuales que sensuales.

A principios de la década de 1970, Caballero examina la iconografía religiosa y el arte del Renacimiento y del Barroco. Los hombres que aparecen en sus obras están en posiciones que recuerdan al manierismo, sus figuras son de colores claros, casi como la piel. Siguen estando delimitados por una especie de contorno negro, pero el dibujo gana cada vez más fuerza, hasta convertirse en uno solo con la pintura. Los personajes están ahora sobre fondos que tienen tonos similares a los de ellos, solo un poco más oscuros, esto hace que ya no se distancien tanto. Sin embargo siguen estando en un espacio ambiguo aunque hay una leve insinuación a un paisaje. Aparece una línea horizontal, que en algunas obras es una especie de atadura que amarra al personaje creando ritmos, y en otros sería la unión entre cielo y tierra.

En las obras en las que aparece un solo personaje de frente al espectador, hace que las figuras estén en un estado muy similar al éxtasis. Los cuerpos están en un estado que parece confinarlas a la gravidez y aparenta confinarlas a la tierra. Las posiciones en las que están crean grandes tensiones que se pueden leer de varias maneras, pueden ser dolor o placer, muerte o elevación. Y es que en esta época Caballero busca la ambigüedad.

“La obra de Luis Caballero surge de la tensión entre contrarios. Usando el cuerpo como convención, como signo que se mimetiza con los cánones del ideal clásico […] suma y resta las ambigüedades y conflictos intermitentes entre voluptuosidad y violencia, éxtasis y muerte, belleza y laceración, mortalidad e inmortalidad, placer y sacrificio, trasgresión y confesión, religiosidad y emoción sensual.”
[1]

Pero sobre todo se evidencia en la obra de Caballero una búsqueda en cuanto a la contradicción de la vida en su aspiración de éxtasis.

Los personajes que aparecen en sus pinturas de esta época aparecen en posiciones en las que aparecen colgados, retorciéndose o atados. Son posiciones que recuerdan las de los santos y los mártires que murieron siendo torturados (como San Sebastián, Santa Teresa y hasta el mismo Cristo). Pero el cuerpo en este caso trae consigo la pureza. Al morir por Cristo, así sea de forma violenta, los mártires encuentran placer. Por esta razón Caballero recurre tanto al tema de San Sebastián, que además le da una excusa para pintar y erotizar al desnudo masculino y de convertirlo casi en un ideal.

“Nací en un país latino, religioso, violento y fanático. La religión dominó mi infancia. Religión de imágenes, resueltamente visual. Aprendí con esas imágenes a amar y desear. Todavía me obsesionan y siguen siendo la base de mi pintura. Quisiera poder experimentar ahora el mismo sentimiento de adoración y deseo que me invadía de niño en las iglesias. La crucifixión, la Pietá, el Descendimiento, el Cuerpo yacente.”
[2]

Al igual que el arte que se encuentra en las iglesias, Caballero quiere conmover con su pintura. Quiere trasmitirle algo al espectador, no simplemente con el sexo sino a través de este, que hace que el espectador se despierte y vea. Caballero no quiere solo resumir los sentimientos de deseo y erotismo en las obras en las que aparecen las figuras frontales, quiere producirlos. Quiere crear una relación y una tensión, no entre diferentes obras o diferentes elementos de la misma obra, sino entre la figura y el espectador. El espectador entra a formar parte de la obra, tal como lo hacía en la Cámara que presentó a la Bienal de Coltejer. La persona que ve la obra ya no la ve desde afuera sino que mantiene una relación directa con esta, la enfrenta.

Cuando el espectador queda como igual ante lo que se le presenta, las figuras pintadas cobran vida propia. Se alimentan de quien las ve y se vuelen tan enérgicas y fuertes como quien las ve. Caballero les daría solo la existencia física y ganarían la presencia espiritual solo al ser observadas. “Me gustaría que esas figuras llegaran a ser un día más vivas aún que el hombre. Más llenas de presencia […] imágenes con poder propio; especies de íconos religiosos cargados de vida y de misterio.”
[3] Caballero pretende hacer que las imágenes que crea se impongan más que la realidad.

Después de participar en la bienal de Coltejer de 1968, Caballero lleva su pintura a otro nivel. Cambia tanto en lo formal como en lo conceptual sin que esto signifique haber perdido sus características esenciales. Sigue utilizando la línea y la pintura, pero desarrolla más la primera, que lo llegará a ser su estilo característico, dándole cada vez una mayor importancia y libertad. Aumenta la expresión de las figuras masculinas que presenta, volviéndolas muy manieristas, lo que recuerda la influencia que muy seguramente recibió del arte que lo rodeaba en Europa. Por otra parte, sigue tratando el tema del desnudo, sobre todo masculino; pero lo hace poniendo en evidencia, de manera más notoria, sus raíces. En las obras de inicios de los setenta se muestra más su origen latino, proveniente de una cultura llena de tabúes y misticismo religioso. Es quizá por esto que el pintor afirma que nunca se sintió más latino y más colombiano que cuando vivió en París.





Bibliografía

PONCE DE LEÓN, Carolina, Los signos del cuerpo, en Luis Caballero: Retrospectiva de una confesión, Banco de la República, Bogotá, 1991.

CABALLERO, Luis, Es el cuerpo lo que yo quiero decir, en: catálogo de la Galería Albert Loeb, 1982.

CABALLERO, Luis, Diez preguntas de Marta Traba a Luis Caballero, en folleto de exposición, Museo de Arte Moderno de Bogota, 1973, en http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=17.

RUBIANO CABALLERO, Germán, en http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/cabaluis.htm

http://www.lablaa.org/coleccionarte-luiscaballero.htm

LONDOÑO VELEZ, Santiago, Caballero: documentos de identidad, 1992, en http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti5/bol29/caba.htm

Caballero y el Erotismo, en
http://www.colarte.com/recuentos/C/CaballeroLuis/entrevista.htm

TRABA, Marta, Exposición de Luis Caballero en el Museo de Arte Moderno, El Tiempo, Bogotá, 1966

GOODALl, Donald, Luis Caballero, El Sello Editorial, Bogotá, 1995

GONZALEZ, Beatriz, Luis Caballero, en Luis Caballero: Retrospectiva de una confesión, Banco de la República, Bogotá, 1991.

[1] PONCE DE LEÓN, Carolina, Los signos del cuerpo, en Luis Caballero: Retrospectiva de una confesión, Banco de la República, Bogotá, 1991.
[2] CABALLERO, Luis, Es el cuerpo lo que yo quiero decir, en: catálogo de la Galería Albert Loeb, 1982.
[3] CABALLERO, Luis, Diez preguntas de Marta Traba a Luis Caballero, en folleto de exposición, Museo de Arte Moderno de Bogota, 1973, en http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp?idartista=17.

lunes, 21 de mayo de 2007

Miguel Ángel Rojas: De lo privado a lo público.

Por: Sara Villamizar
"Develar, percibir lo obvio y ampliarlo a lo público es parte de lo que le debemos los espectadores a la obra de Miguel Ángel Rojas".Natalia Gutiérrez, ArtNexus.


Miguel Ángel Rojas uno de los artistas mas destacados en la década de los 70´s en Colombia, dedico gran parte de su tiempo a la fotografía. En 1979 este artista decidió entrar en teatros (Faenza y Mogador) que en esta época se utilizaban como sitios en que las practicas homosexuales eran lo común; Miguel Ángel Rojas ubicaba su cámara por rendijas sin que las personas se dieran cuenta y fotografiaba a hombres teniendo relaciones sexuales, las imágenes que capturaba no eran nítidas y el encuentro furtivo de los cuerpos se convertía en una escala de grises bastante llamativa. Lo interesante de este trabajo, no era lo que se hacia en este lugar, sino ver como éste artista en esta época logro mostrar la intimida, algo que se encontraba ubicado en la esfera de lo privado y lo convirtió en público; Estos trabajos han tenido gran influencia en mi obra, ya que mis proyectos siempre han estado tratando de buscar este límite entre lo privado y lo público, si es que hay un límite, y siendo un “reflejo” de mí intimidad.


Este artista llegaba al Faenza, se sentaba y fijaba toda su atención en cada uno de los hombres que iban entrando; esperaban mientras se acostumbraban a la oscuridad. Exhibían entre ellos algunas señales corporales casi imperceptibles para, finalmente, acercarse. Miguel ángel Rojas observaba todo con detenimiento y vigilaba las relaciones, el refinamiento de su mirada no solo se quedaba en la vigilancia de las relaciones humanas, sino en el placer de observar las cosas; por esto su trabajo está lleno de detalles que atrapan al espectador, objetos que quedan grabados en la retina: el acercamiento de los hombres que transiten el goce desmedido de mirar al otro. “Los objetos son descritos con esa larga exposición, poniendo atención a la penumbra para capturar el brillo de los extintores de incendio, las sillas, el techo trasfigurado por la luz de la pantalla y el chorro de luz blanca que sale del proyector. Pero también observar las relaciones vigilando las figuras imprecisas, con pequeños gestos nítidos como la mano que tapa la nariz para enfatizar la existencia de los olores y el encuentro furtivo de los cuerpos, un encuentro “movido”, pero con una deliciosa escala de grises.”
[1]

Miguel Ángel Rojas inscribió con este trabajo la fotografía documental en el “gran arte”, a partir de un tema tabú en el país; las fotos son de encuentros entre homosexuales (1979), que en ese momento le permitieron vivir y aceptar la diferencia, además de tener como punto de partida su propia experiencia y su intimidad que termina siendo tema de dominio público. Está obra se convierte en un cortejo sexual que amplía y enriquece nuestra experiencia de lo erótico, con un lenguaje fotográfico que las enriquece: desenfoque, detalles significativos, perfiles movidos, que son accidentales y se dan por las condiciones de la toma; asimismo un exhibicionismo a través de la ropa, las miradas, la expectación, las caricias, los acercamientos, el afecto y el sexo convierten este trabajo en una significativa obra de arte.

“Miguel Ángel Rojas no hizo solamente fotografías en el Faenza sino también en otros teatros como el Mogador y el Imperio y allí, a través de un orificio, capturó con la cámara lo que sucedía en los baños. De ahí el nombre de su serie Sobre porcelana, porque las baldosas y los lavamanos de los baños del Mogador eran el soporte de las relaciones sexuales.”
[2] Aquí podemos hacer evidente que está obra arranca de un espacio intimo que se encuentra en la esfera de lo privado y se convierte en algo público; el baño es el lugar más privado e intimo al que podemos ir, al ser expuestas estas fotos están listas para ser observadas por mucha gente y salir de esa esfera. ¿Pero donde se encuentra esos límites o cómo es determinada esa esfera? Aquí podemos relacionar toda la teoría del voyerismo, que en la realidad hace parte de nuestra educación; nacimos en una familia y sobretodo en una sociedad que distribuye y cataloga los espacios como privados o públicos y ciertas actitudes como intimas que no podemos ver. Nos educamos entonces con curiosidad, queriendo ver ciertas imágenes, que están tapadas porque la sociedad decidió que lo íntimo, que las cosas más evidentes, son privadas.

Estas fotografías entonces son una mirada sobre lo obvio y eso tiene excesiva relevancia; como lo dice Natalia Gutiérrez en un articulo en Internet “Para Gregory Bateson lo obvio hay que taparlo porque asusta, es doloroso, muy difícil de ver; por eso la comunicación humana tiene muchos sistemas auto correctivos que operan para desviarlo por una senda lateral, para ocultarlo aun hasta el punto de cerrar los ojos si es necesario o de excluir distintas partes del proceso de percepción.”
[3] Estas imágenes en el Mogador, pueden ser una de las obras más importantes, tal vez porque son capturadas a través de un orificio y documentan la intimidad; quedaron imborrables en el ojo, nos muestra a fondo los intereses de este artista: la marginalidad y la intimidad.

¿De donde viene todo este gusto por lo personal? ¿A que se debe todo esta búsqueda de lo erótico, de lo “prohibido”, del voyerismo? ¿Podría ser el reflejo de su intimidad? Desde su tesis de grado en Artes plásticas en la universidad Nacional en 1972, empezó a indagar en sus aspectos personales, hacer reducciones, fragmentó y escogió las partes de su cuerpo que le permitían reconocerse, puso la ampliadora a su servicio. Desde este momento se vio un claro interés por parte de Miguel Ángel Rojas de trabajar con temas que como se nombra en el párrafo anterior se encuentran ubicados en la clasificación de lo privado. Quería que el arte fuera un encuentro consigo mismo, comenzó a buscar, cómo el mismo lo dice “una especie de trabajo confesional buscando sacar a la luz los sótanos oscuros de mi realidad”
[4]


Con este primer trabajo, con las fotos de los teatros y con algunas instalaciones y videos relacionados con estas obras, Miguel Ángel Rojas llego a concluir: “Lo que yo entendí en ese momento era que el arte tenía que servirme para realizarme como persona y para conseguirlo tenia que aceptarme en toda mi dimensión”
[5] . Con esto vemos que sus obras siempre han sido autobiografías, su vida personal ha sido su mayor fuente de inspiración, igualmente que su contexto cultural y sus tendencias sexuales.

La búsqueda de lo “prohibido”, de lo erótico, es lo que lo lleva a desarrollar su voyerismo; pero mas que esperar encontrar puntualmente estos dos conceptos en la intimidad de alguien ajeno a el, logro encontrar su erotismo y saco a la luz en una época tradicionalista y conservadora aspectos íntimos que se salían del contexto de lo privado y se ubicaban en lo público y de cierta manera comenzar a convertir su propia privacidad en algo notorio. Evidentemente su obra podría ser un reflejo de intimidad, no solo por lo concluido anteriormente, sino porque la intimidad se puede encontrar dentro de la individualidad, dentro de lo subjetivo que puede en algunos ocasiones sino en casi todas llegar a ser universal. “Creo en las individualidades. Hay mucha gente como uno, y de alguna manera entonces si yo cuento mi propia historia, esa historia tiene eco en mucha gente. Lo subjetivo, sin proponérselo, puede ser universal.”
[6]

Miguel Ángel rojas es un artista que estoy completamente segura que ha sido y seguirá siendo referente de los nuevos artistas o artista en formación, no solo porque su obra tiene gran carga de contenido social, espacios urbanos que aunque no tuvimos la oportunidad de visitar fueron parte de nuestra ciudad, sino también porque con cada una de sus obras a marcado y sido reflejo de la época vivida, su experiencia personal y su entorno (su país). Las series de fotografía que salen del Faenza y Mogador, son el reflejo de ese entorno que cubría a Miguel Ángel Rojas una sociedad llena de juicios morales, de esos “no lugares” urbanos, esos sitios de paso como los teatros, pero que en los 70 fueron los lugares que permitieron a algunos jóvenes reconciliarse con la diferencia sexual, en una sociedad donde la familia, aparentemente el lugar por excelencia, el lugar donde se aprende y se crean unas bases de sentido de pertenencia y de identidad, no lo eran.



“Es posible predecir las experiencias que tendrán en ese teatro las futuras generaciones. Walter Benjamín tenía razón al pensar que la mercancía era imparable.”
[7]; este trabajo no quedo en una obra pasajera y realizada solo para los 70´s, ha sido un trabajo que Miguel Ángel Rojas sigue retomando para hacer nuevas producciones artísticas. “Del trabajo sobre el Faenza, a pesar de que nunca se ha mostrado completo, los interesados en el arte colombiano hemos pensado que es una joya. Hoy más que nunca, revisitarlo sirve para entender que los artistas no son vigentes porque son nuevos; Serres dice que el conocimiento corre y regresa a lo largo del tiempo y “percola”, da un giro y vuelve a correr eternamente, como estas visitas periódicas que el artista hace a sus negativos indelebles.” [8]


[1] http://www.fotografiacolombiana.com/article.php?sid=234, Adriana Gutiérrez.
[2] Alberto, Diego, “Otras voces, otro arte”, Pág. 9.
[3] http://www.fotografiacolombiana.com/article.php?sid=234, Adriana Gutiérrez
[4] Alberto, Diego, “Otras voces, otro arte”, Pág. 11.
[5] Alberto, Diego, “Otras voces, otro arte”, Pág. 11.
[6] Alberto, Diego, “Otras voces, otro arte”, Pág. 12.
[7] http://www.fotografiacolombiana.com/article.php?sid=234
[8] http://www.fotografiacolombiana.com/article.php?sid=234

Franklin Aguirre: Una imagen con decoro

Por: Lina Maria Perdomo
Desde que obtuvo su cartón de Maestro en Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Bogota (esto hace mas de 10 años), Franklin Aguirre ha logrado convertirse en uno de los artistas más reconocidos de nuestro país, un artista que se ha encargado de mostrarse tal cual es, un artista que comprende que el arte no puede llegar a tener un significado universal, un artista que ha logrado encontrarse a si mismo por medio de su obra, un artista que no solo se concentra en producir, si no que además hace uso de diferentes medios para lograr involucrar a toda clase de público en el ámbito artístico, un ejemplo de esto es su trabajo en la dirección de la Bienal de Venecia de Bogota (La Bienal de Venecia de Bogotá (BVB) se realiza porque se considera de gran importancia que a través de las expresiones artísticas se desarrollen procesos pedagógicos desde y hacia la comunidad, que apunten a dotar al barrio de espacios simbólico-culturales.)[1] y aunque este proyecto, a mi manera de ver las cosas no esta verdaderamente ligado con su obra plástica, cada uno por su lado aporta muchas cosas positivas en el “medio artístico” colombiano en el que nos estamos desarrollando, o bien desenvolviéndonos, haciendo ver al público diferentes caras y formas de hacer arte.

La revista Semana
[2], SoHo[3], el periódico el Tiempo[4], el Espectador[5] entre muchos otros medios informativos, nos han tenido al tanto de la vida de este artista. Muchas veces pasamos desapercibidos tales artículos a menos que estemos relacionados de alguna u otra forma con el arte, pero, ¿Será que ocurre lo mismo en relación con otros artículos?, claro que sí. Franklin Aguirre es un personaje muy particular y reconocido en un entorno donde el arte se reconoce e identifica desde la pintura hasta las criticas, las curadurias, ente otros... Pero afuera que, afuera ¿Realmente esta ocurriendo lo que él nos plantea? De seguro, si usted no se encuentra relacionado con el medio del arte, de la imagen, del concepto, no tenía idea de quien era Franklin Aguirre. Pero, ¿Qué le dice Bio-Gráficos, Tiempos de Guerra, Invierno – Verano, Efectos del Afecto, Decore sin Decoro? No hablamos literalmente de política, tampoco de psicología y menos de diseño de modas, hablamos de la idea de un artista, de una idea que con gran esfuerzo ha logrado resolver por medio de la pintura, una idea que se ha condensado y que ha tomado forma a partir de un largo proceso.

Aguirre empieza a plantearse sus ideas y a desarrollarlas con pinturas realizadas en esmalte sobre retablo (1989/91), en ellas es imposible negar la influencia del arte pop en su obra; Luego realiza intervenciones IN SITU (en sitio) (1992/94) realizadas desde la universidad, estas eran imágenes bastante gráficas realizadas con cinta aislante sobre madera, vidrio y otras eran graffittis sobre pared. Luego de experimentar con estos materiales entre muchos otros, se decide por el acrílico y esto lo vemos desde su exposición llamada “BIO- GRAFICOS (1999-2000)” hasta la actualidad, donde logra por medio de sus personajes expresar críticas a la sociedad con una carga de humor bastante sutil, hay libertad de expresión, desmaterializacion y deconstrucción de imágenes bastante populares, pero volviéndolas a reconstruir apropiándose de ellas, logrando finalmente llevarlas a un concepto bastante personal que muestra su posición acerca de la vida y del arte.

(Para más información visitar
www.ellaboratoriodefrank.blogspot.com)

Para Franklin Aguirre lograr llegar hasta este punto de su obra ha sido el resultado de un constante esfuerzo, de un trabajo realizado con bastante decoro. Una gran muestra de esto han sido las exposiciones individuales realizadas por el artista, donde aparentemente no ha mostrado una evolución técnica, sin embargo vale la pena ver sus obras frente a frente para darse cuenta de la pulcritud con la que cada una de ellas se encuentra elaborada y la evolución que muestran. Un gran ejemplo de esto, se puede ver en el tratamiento del acrílico en su serie Biográficos, donde la línea negra esta presente en el contorno de cada personaje y elemento que conforman la imagen, contrario al tratamiento de los personajes en sus obras mas recientes (Invierno-Verano/ “Paisaje Publico 6”) donde se ve mas libertad en la imagen a pesar de mantener su estilo antinaturalista en cada personaje.

Bio-Gráficos, 1999/2000 (Por medio de los meses del año expresa comportamientos de la sociedad), Tiempos de Guerra, 2002 (Denuncio acerca de situaciones de violencia particulares en el país), Invierno – Verano, 2003 (Paisajes privados y públicos. Personajes sin identidad propia a partir de acciones realizadas, se logra una forma de identificación), Efectos del Afecto, 2005 (instantes y recuerdos íntimos narrativos), Decore sin Decoro, 2006 (Diversos temas, pero todos son creados a partir de la deconstrucción de la imagen que se plantea constantemente el artista en su obra), han sido los nombres elegidos por el artista para cada una de sus exposiciones individuales. Todas ellas partiendo de su interior, no son conceptos salidos de la nada, todas sus imágenes nos transmiten una idea de lo que es este artista, ellas hablan por si solas. Internet es un medio muy importante en el desarrollo de la obra del artista y por eso mi interés de realizar esta publicación ya que compruebo una vez más que mediante este medio, es mucho a lo que podemos acceder y no le sacamos provecho alguno, pero bueno, creo que me he desviado del tema.

La última de sus exposiciones individuales, fue llamada: “Decore-sin-Decoro”. Exposición realizada en la Galería Alonso Garcés (Carrera 5 No. 26-29) el año 2006. Aquí podemos apreciar las distintas temáticas que abarcan la obra del artista, temáticas que superficialmente parecen no tener relación, pero definitivamente no se pueden desligar las unas de las otras. El artista se apropia de imágenes tales como escenas cinematográficas, elementos como manzanas, árboles y hasta el marranito de las alcancías de una manera bastante irónica que nos remiten queramos o no a recuerdos de nuestra infancia y así como escribió la historiadora de arte Ivonne Pini acerca de la exposición: “Pese a la diversidad de variaciones posibles, el centro de interés de su investigación sigue estando orientado hacia la deconstrucción de imágenes que son luego reconstruidas desde una nueva perspectiva, provocando en quien las observa inquietantes lecturas”.
[6]

Aguirre, propone a partir de imágenes muy al estilo pop “imágenes (posiblemente fotográficas la mayoría de veces) extraídas de Internet e intervenidas”, una reflexión acerca de su propia existencia, su obra tiene una gama bastante amplia de lecturas y vale la pena relacionarse y adentrarse un poco mas en estas, ya que le pueden aportar mucho no solo a las personas que pretendemos como profesión desenvolvernos en el medio artístico, si no también a aquellas personas que buscan en mucha partes, respuestas que sin pensar el arte puede resolverles.

Franklin Aguirre, definitivamente se ha convertido en un protagonista del arte colombiano que con muchas criticas a favor y en contra acerca de su obra, como ocurre en todo, ha logrado el reconocimiento de su trabajo internacionalmente y tenga o no relación su proyecto en la Bienal con su producción artística, basta tener una intención y lograr resolver y trabajarla poco a poco para reconocer las acciones de este tipo de personas. No pretendo estar en la posición de defensora ni mucho menos, lo único que pretendo con ese artículo es lograr mostrar y escribir acerca de un personaje que efectivamente le ha aportado muchas cosas a mi producción y desarrollo como artista y que sé que seguirá dando mucho de que hablar en los próximos años de la historia del arte de nuestro país.


[1] http://www.labienaldevenciadebogota.com
[2] Revista Semana. Fecha: 05/22/2005
[3] Tomado de la Revista SoHo No.44, septiembre de 2003
[4] Películas que se vuelven pintura. Tomado del periódico El Tiempo, 22 de mayo de 2006
[5] Revista de El Espectador,,No. 130, 12 de enero de 2003
[6] http://www.ellaboratoriodefrank.blogspot.com